De igual manera, es importante que el mismo cuidador reconozca cuando ya no puede hacer frente a
todos los cuidados de la persona enferma y no debería haber reparo en acudir a otros familiares y amigos para solicitar su apoyo. Como cuidadores también deben cuidar a diario de sí mismos y hacer pequeñas pausas, especialmente cuando aparece la sensación de que las fuerzas para seguir se están acabando. Habrán momentos y etapas difíciles de enfrentar, el deterioro de la persona enferma y las crisis que se presentan pueden llegar a ser abrumadores y angustiantes. Para ello, resulta beneficioso buscar ayuda de profesionales especializados que puedan proporcionar la guía necesaria para sobrellevar la situación. No es ningún fracaso reconocer nuestra vulnerabilidad y nuestras limitaciones como seres humanos. Esto también es una muestra de cariño y responsabilidad con la persona que estamos cuidado, puesto que estamos buscando lo mejor para él o ella.
A continuación algunas recomendaciones para prevenir el agotamiento cuando cuidamos de una persona con una enfermedad incurable que amenaza la vida:
- Permítase ser reemplazado por alguien que desempeñe sus funciones habituales en algunas ocasiones (por ejemplo los fines de semana) para hacer otras actividades, como salir a caminar, ir al cine, etc. Las pequeñas pausas regulares también son parte de sus responsabilidades consigo mismo y con su ser querido.
- Permita que otros familiares o amigos cooperen en el cuidado de la persona enferma, no asuma toda la carga. Recuerde que trabajar en equipo ayuda a prevenir lesiones graves y accidentes.
- Tenga siempre en cuenta la posibilidad de contratar a alguien o el ingreso temporal a centros de cuidado especializado, para así poder tomar un descanso de una o dos semanas según amerite. Esto es especialmente recomendable si usted ha sufrido alguna lesión física o se ha sentido muy extenuado en la última temporada.
- Cambie sus propias expectativas compartiendo responsabilidades, por ejemplo, permitiendo que los gastos y tareas de la casa sean asumidos por otras personas. Así podrá dedicarse a la atención de su ser querido con tranquilidad y mayor dedicación.
- Rece o medite. No deje de lado sus necesidades espirituales.
- Tenga presente que en ciertos casos el ingreso permanente a centros de cuidado especializado es una mejor opción que la atención en casa. En muchas ocasiones los cuidados e insumos que la persona enferma necesita pueden ser demasiado complejos, y su manejo en casa resulta imposible y peligroso.
- Hable con sus familiares y/o busque ayuda de profesionales especializados si siente que el trabajo que realiza es demasiado para usted, no ignore las señales que su cuerpo le da. Acuda de inmediato al profesional de la salud indicado para tratar sus dolencias (médico, psicólogo, psiquiatra, etc.).
Por: Daniela Suárez C.